jueves, 24 de marzo de 2011

MOTIVACION A LOS ESTILOS DE APRENDIZAJE



¿Por qué nos interesa el aprendizaje, sus consecuencias y como optimizarlo?
Todo lo que hacemos, incluso cuando utilizamos nuestro recurso sueño, tiene que ver con el aprendizaje. Además, expresó Alexander Pope: “Toda la naturaleza es como un arte desconocido del hombre.”
En la interacción entre el hombre y la naturaleza lo que pretendemos que se dé es aprender de ella, sin embargo: en muchos casos “todo” proceso de aprendizaje es como un arte desconocido por el aprendiz. Y más, el aprendizaje tiene estilos, afirman los expertos.
Lord  Chesterfield sobre el estilo en general expresó: “El estilo es el vestido del pensamiento; y un pensamiento bien vestido se presenta mejor.” Por otro Sanial-Dubay precisó que “Los pensamientos son los materiales de una obra; el estilo es su arquitectura.”
Cuando pretendemos aprender (asimilar material para nuestras conductas) nos presentamos ante el entorno con distintas estructuras arquitectónicas mentales que se convierten en nuestras herramientas para “dominar lo desconocido.”
La inversión humana en enseñar, considerando todos los recursos, es grandiosa, pero sus resultados no son necesariamente los que deseamos obtener. ¿Quién no se queja de la calidad de la enseñanza? ¿Podemos mejorar la educación? ¿Podemos optimizar la educación de nuestros hijos?
Paralelamente, la  inversión humana en aprender, en todos los recursos, es inmensa. ¿Cuántas horas hemos dedicado a aprender? ¿Aplicamos lo aprendido? ¿Estamos satisfechos con lo que han aprendido nuestros hijos?
Tanto en el papel de educador como en el papel de aprendiz nos encontramos tarde o temprano con la vigencia de los conceptos de estilos de aprendizaje y “sentidos” en el aprendizaje.
Los conceptos recién referidos marcaran la diferencia entre navegar productivamente o no en los mares de enseñar y aprender, aprendizaje lento o rápido, estudiante motivado o ido. Esto es extensivo también a los padres de familia.
“Pase lo que pase, el aprendizaje en clases no puede fallar.”
Como punto de partida, recordemos que el aprendizaje debe ser considerado como la elaboración por parte del receptor de la información recibida (el alumno -hijo, uno mismo-  es quien aprende) y los que pretendemos enseñar debemos aferrarnos a la premisa que el aprendizaje es un proceso “activo” dentro del aprendiz.
Por experiencia propia damos fe que cada uno de nosotros tiende a desarrollar unas preferencias globales para aprender.  Así, cuando queremos aprender algo utilizamos nuestro “propio” conjunto de estrategias (método).  Sin embargo, el conjunto de estrategias personales concretas a  utilizar varían según lo que queramos aprender. Utilizamos nuestras propias herramientas arquitectónicas mentales.
No todos aprendemos igual ni a la misma velocidad. Partiendo de iguales, cada miembro del grupo tendrá dudas distintas, avanzará más en unas áreas que en otras, en definitiva cada uno aprenderá de manera desigual. El material es uno para todos, las herramientas y cómo las utilizamos son distintas.
Las diferencias en los resultados del proceso de aprender son la consecuencia de muchos factores, entre estos: la concentración, el manejo de las emociones, la motivación, el bagaje cultural previo, la velocidad para registrar información, el género, los desequilibrios químicos, la edad, etc. Esto tiene que ver con las referidas herramientas arquitectónicas.
El concepto de estilos de aprendizaje nos ofrece grandes posibilidades de actuación para conseguir un aprendizaje más efectivo, esto tomando en consideración los puntos de vista de los alumnos y del profesor, quien debe estar consciente de que no hay dos estudiantes iguales para aprender.
Aquí una conclusión inicial: nuestra manera de aprender puede variar significativamente de una materia a otra. Y una adicional, debemos catalogar el tipo de actuaciones que pueden resultar más eficaces en un momento dado tanto para facilitar el aprendizaje como para presentar lo que debe ser asimilado. Paralelamente, nuestra manera de aprender evoluciona y cambia constantemente, como nosotros mismos.
La realidad de proceso de aprender siempre se presenta más compleja que cualquier teoría.  Y teorías para explicar el aprendizaje y sus estilos hay por decenas. Aquí no pretendemos tratarlas y nos presentamos ante este complejo tema de la manera más humilde.
¿Qué estilo de aprendizaje predomina en usted, sus alumnos e hijos?
Es importante tanto para los padres y docentes así como para los educandos identificar los estilos de aprendizaje de sus hijos y alumnos respectivamente. Todos debemos tener bien claro que estilos predominan en nosotros mismos y esto es crucial para poder ayudarnos y ayudar a los demás en el diario vivir y en definitiva: ser más felices.
Para nosotros como padres de familia nos queda la tarea de diseñar momentos en que se abarquen todos los estilos para emplear en aquella “hora” que compartimos con nuestros hijos. Esto nos desplazará por un gran océano de sensaciones y estímulos.

Por la sencillez y profundidad con  que se trata, nos sentimos motivados a leer  en voz alta y para todos el resultado de una sesión de trabajo con Claudia Muñoz (Directora del Centro Psicopedagógico de Apoyo y Rehabilitación) que se expone en la sección ORIENTACIÓN APRENDIZAJE bajo el titulo “Los sentidos y el estilo de aprendizaje” en La Revista del Diario El Universo de la ciudad de Guayaquil el domingo 14 de marzo del 2010. Lo referido es trabajo de la periodista D. L.
De Claudia Muñoz podrán obtener una primera introducción a los estilos de aprendizaje y su utilidad.
Aquí su contenido:
“Todas las personas poseemos una manera diferente de asimilar los estímulos del mundo exterior. A esta forma particular en la que nuestra mente procesa la información recibida se la denomina ‘estilo de aprendizaje’, el cual puede ser visual, auditivo o sinestésico. El cerebro tiene uno de ellos como predominante y es a través de este que  recibimos la información de forma más clara y precisa.



Mas informacion

No hay comentarios:

Publicar un comentario